Salgo
para caminar sobre los rostros
de pvc
que tapizan octubre,
este octubre
pateo algunas mejillas
con estas zapatillas viejas
que, afortunadamente?, aun no dejan sentir el pavimento
ni las piedras
ni el pasto
ni…
Estoy afuera/adentro
y más adentro
.
.
.
estás tú
tú y él
y yo
es ahí, también
donde están los otros,
los unos
y nosotros
duplicándonos
como los lienzos,
empuñando las manos
empeñando los días
para no venderlos
Devuélvanme las rejas y el cielo
quiero tragarme la ciudad
(para nosotros)
quiero tragarme las horas, los semáforos, los relojes y los labios
sin este pepel-campaña
y salir
sin resbalarnos.
lunes, 3 de noviembre de 2008
lunes, 7 de julio de 2008
Se me disparan las miradas al cielo
justo
cuando
no
busco
Ahí está el hombre de los hombres,
entre la muchedumbre.
y camina sin pasos
mirando de reojo
con las cuencas vacías
El que estremece
-invisible-
que dispara y no apunta
a estos cuerpo muertos que infestan las calles
Ahí está
EL HOMBRE
fulminando las tardes en frío
para repartir trozos en los basureros atestados,
de mendigos
y
plástico,
para dibujar sombras en las esquinas de cada noche
sin respiro
porque está también la daga
que le atraviesa sin descanso
el dolor
que siempre recuerda
su nombre
de hombre.
cuando
no
busco
Ahí está el hombre de los hombres,
entre la muchedumbre.
y camina sin pasos
mirando de reojo
con las cuencas vacías
El que estremece
-invisible-
que dispara y no apunta
a estos cuerpo muertos que infestan las calles
Ahí está
EL HOMBRE
fulminando las tardes en frío
para repartir trozos en los basureros atestados,
de mendigos
y
plástico,
para dibujar sombras en las esquinas de cada noche
sin respiro
porque está también la daga
que le atraviesa sin descanso
el dolor
que siempre recuerda
su nombre
de hombre.
viernes, 28 de marzo de 2008
No podemos pretender que cada día sea igual
o diferente,
no “debemos”…
Tengo una mueca pegada en la cara
que no quiere desgastarse en el lavabo
va al frente
pero es cobarde
no será hoy el día
en que me baje de este árbol
sacuda el miedo de mis hombros
y deje de temblar por las mañanas
(cuando amanece),
pero tal vez mañana
en el instante en que repitas
las notas de la huida
y yo
te dé la mano.
Debes saberlo:
es verdad que quiero escapar
así, como en las pelis
sobre una camioneta vieja
recalentándose en la carretera
o caminando sobre los durmientes de las vías
24 horas
La angustia por acá ya amaneció
burlándose de la sonrisa
y un escalofrío recorre este tronco
esta rama
pero tal vez mañana…
no “debemos”…
Tengo una mueca pegada en la cara
que no quiere desgastarse en el lavabo
va al frente
pero es cobarde
no será hoy el día
en que me baje de este árbol
sacuda el miedo de mis hombros
y deje de temblar por las mañanas
(cuando amanece),
pero tal vez mañana
en el instante en que repitas
las notas de la huida
y yo
te dé la mano.
Debes saberlo:
es verdad que quiero escapar
así, como en las pelis
sobre una camioneta vieja
recalentándose en la carretera
o caminando sobre los durmientes de las vías
24 horas
La angustia por acá ya amaneció
burlándose de la sonrisa
y un escalofrío recorre este tronco
esta rama
pero tal vez mañana…
sábado, 2 de febrero de 2008
Un bolsillo lleno de agujeros
fue más que el chiste lanzado sobre mi partida
No hay diferencia, entonces, entre preguntar
o responder,
pero sabemos quien
hace que
porque una no contesta
Esos ojos rojos
-párpados sobre-,
el espacio en blanco
que no justifica
pelusas
en los lagrimales
Un bolsillo vacío
la terminal
también
y un viaje largo
Descansa,
porque nada distingue
entre este insomnio
y el silencio
o lo que ambos
dejamos caer
desde los pantalones
rotos,
rotos como
un huevo que se lanza desde el muro
el cristal de la ventana, por donde se cuela el frío,
los zapatos
los años, de muchos, de viejos,
como rota la sonrisa
cuando esperaba.
No hay diferencia, entonces, entre preguntar
o responder,
pero sabemos quien
hace que
porque una no contesta
Esos ojos rojos
-párpados sobre-,
el espacio en blanco
que no justifica
pelusas
en los lagrimales
Un bolsillo vacío
la terminal
también
y un viaje largo
Descansa,
porque nada distingue
entre este insomnio
y el silencio
o lo que ambos
dejamos caer
desde los pantalones
rotos,
rotos como
un huevo que se lanza desde el muro
el cristal de la ventana, por donde se cuela el frío,
los zapatos
los años, de muchos, de viejos,
como rota la sonrisa
cuando esperaba.
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