sábado, 2 de febrero de 2008

Un bolsillo lleno de agujeros

fue más que el chiste lanzado sobre mi partida



No hay diferencia, entonces, entre preguntar
o responder,
pero sabemos quien
hace que
porque una no contesta

Esos ojos rojos
-párpados sobre-,
el espacio en blanco
que no justifica
pelusas
en los lagrimales

Un bolsillo vacío
la terminal
también
y un viaje largo

Descansa,
porque nada distingue
entre este insomnio
y el silencio
o lo que ambos
dejamos caer
desde los pantalones
rotos,

rotos como
un huevo que se lanza desde el muro
el cristal de la ventana, por donde se cuela el frío,
los zapatos
los años, de muchos, de viejos,
como rota la sonrisa

cuando esperaba.