lunes, 27 de febrero de 2006

Calle antigua


En los sueños de música se clavan los cuchillos,
de día,
de noche
y a cada paso húmedo
las melodías in/evitables
se resbalan,
tambalean...
de notas suspendidas
a precipicios infinitos

Jugar al arrojo implica miedo,
del que choca los dientes
y para disimular
muevo los labios
y danzo,
porque aunque sueñe
NO-soy la Música


(y ha llovido sobre los adoquines)