domingo, 22 de abril de 2007

Morder

Saqué a pasear a la perra,
otra vez,

-¡quiltra, quiltra, quiltra!-

a resbalarse
en la madrugada húmeda
y se me afiló entre las piedras
un
colmillo


-no hay promesa
para hincar/le-


Teníamos frío
frío descalzo
o de zapatos rotos

y ladré
y tembló


y no dejamos de gemir
porque NO
(no) era suficiente.